Introducción
Debido a su proximidad a la capital y a su ubicación en el centro de la huerta de Murcia. En la confluencia de los ríos Segura y Guadalentín, Los musulmanes crearon un complejo sistema de riego que permitió desarrollar la agricultura y un bonito paisaje compuesto por árboles frutales, mecanismos de transporte de aguas y alquerías.
Varias fuentes históricas barajan que en tiempos de Reconquista cristiana, Jaime I de Aragón llegó a estas tierras y se estableció junto a sus tropas en este lugar. A partir de los Repartimientos de Alfonso X, Puente Tocinos fue poblándose de caseríos, los cuales adquirían el nombre del habitante más conocido o de su acequia o heredamiento. No hay datos que reflejen la época o el momento en que se fueron estableciendo agrupamientos poblaciones, lo que si se conoces es que en el siglo XVIII Puente Tocinos ya estaba establecida como aldea de realengo con un alcalde pedáneo.
Situada en la margen izquierda del río Segura, su paisaje empieza a esbozarse con la llegada de los musulmanes a Murcia en el siglo IX, los cuales, desecaron las tierras del Valle, perfeccionaron y ampliaron un complejo sistema de riegos, ya iniciado por los Romanos. Del Azud de la Contraparada partían una serie de acequias, que se iban introduciendo en el Valle para regar diversos puntos de las dos márgenes del río Segura. Éste es el paisaje que reinaba en el territorio que, actualmente, ocupa la pedanía de Puente Tocinos. Un vergel de frutales, hortalizas, norias y acequias, con alquerías diseminadas y fecundos rahales.
Año 1243-1264
En el año 1243 el príncipe Don Alfonso, recibe la ciudad de Murcia de manos del reyezuelo moro Aben Hud. Que sufre la sublevación en el año 1264 por parte de Alfonso X y su corte desobedeciendo e incumpliendo el respeto castellano a las propiedades y religión de los musulmanes, cayendo así, la ciudad de Murcia y otras villas en manos de los rebeldes.
Año 1266
El rey Jaime I de Aragón llegó hasta tierras murcianas a través del Camino Viejo de Orihuela, para poner sitio a la capital y entregársela a su yerno, Alfonso X debió quedar sorprendido ante la visión de la Huerta de Murcia. Según algunos historiadores, el Rey aragonés estableció el campamento de sus tropas en lo que, después, sería la pedanía de Puente Tocinos.
Año 1270
Las tierras que ocupa Puente Tocinos se identificaban con los nombres de los cinco heredamientos o acequias, que regaban sus distintos lugares: Nelva, Al Norte de Puente Tocinos; Aljada, paralela al Camino Viejo de Orihuela (carretera de Puente Tocinos); Benetúcer, paralela a la carretera de Puente Tocinos; Caravija: hacia el Sur, entre el río Segura y la acequia de Benetúcer; Condomina, atravesando el río Segura por medio de un sifón y regando los terrenos llamados de Condomina Seca.
Año 1272
Las primeras señas de identidad de Puente Tocinos son las acequias, que regaron sus fértiles tierras huertanas. Alrededor de ellas el Rey Alfonso X 'El Sabio' fue estableciendo población con su 'Repartimiento de Murcia', mediante el que los nuevos pobladores fueron distribuidos por cuadrillas, las cuales tomaban el nombre de las acequias que regaban las tierras que les habían sido adjudicadas. Se calcula que en el siglo XIII, en el territorio que actualmente ocupa Puente Tocinos vivirían unos 217 habitantes. En siglos posteriores habitantes fueron llegando estableciéndose en torno a las siete torres y cinco ermitas que se erigieron en la zona, pues la pedanía de Puente Tocinos fue la más extensa de la Huerta de Murcia.
Siglos XVI y XVII
Puente Tocinos carecía aún de entidad propia y su territorio estaba ocupado por diversos caseríos, conocidos con los nombres de los vecinos, de sus acequias o heredamientos. Así se desprenden nombres como Casas de Aroca, Puente del Moro, Casas de Velasco, Ermita de los Remedios, Lugar de Casillas, Lugar de Benetúcer, Lugar de la Condomina y Lugar de Caravija.
21 de enero de 1747
Un documento del Cabildo de Murcia, aclara que en esta época, la Huerta de Murcia contaba sólo con veinte diputaciones y que Puente Tocinos seguía englobado administrativamente con otros caseríos o lugares. Llano de Brujas, Raal, Aljada, Casillas y El Puente de los Tocinos estaban considerados como una sola diputación.
11 de marzo de 1747
Un acta capitular firmada por don Juan Hortador, menciona ya un agrupamiento poblacional bajo el nombre de Puente Tocinos: "la lista de los que ha importado el ensanche y pertiles que se ha hecho al puente que llaman de los Tocinos...", emplazado sobre la acequia de Benetúcer, y que actualmente pervive en el llamado Barrio del Secano.
Origen del nombre de Puente Tocinos
Dos historias destacan sobre el origen que dió nombre a Puente Tocinos, una de ellas y la má creible, es que Según Pedro Zamora, primer párroco de esta localidad, parece ser que en el puente sobre la acequia de Benetúcer, en el Barrio del Secano, convertido a través de la Historia en un símbolo inequívoco del pueblo: el Puente de los Tocinos, se levantaban comercios de carne que, aprovechando que se encontraban fuera del radio municipal a efectos de pagos de arbitrios, vendían carne fresca de cerdo más barata que los carniceros de intramuros. De aquí tomó el nombre de Tocinos, resultando esta unión, Puente Tocinos.
La segunda, la cuenta Emilio Barba Pintado, joyero de la pedanía, que la escuchó de boca de sus padres. Según su teoría, era costumbre de los mozos de la capital salir a rondar a las mozas huertanas, con las que se encontraban a deshoras en el puente del Barrio del Secano. Allí surgían disputas entre los diferentes grupos que, en ocasiones, se saldaban con derramamientos de sangre. Al día siguiente, la gente comentaba los sucesos acaecidos en el puente con frases como: "En el puente ha habido tocino". La existencia de este tipo de riñas entre jóvenes son recogidos por el escritor murciano José Frutos Baeza, que recuerda la prohibición de los llamados 'bailes de candil', ante los crímenes que desencadenaban.
Año 1785
Pedro Zamora, primer párroco de Puente Tocinos, ensayó cambiar el nombre por el de Pueblo del Rosario, pero no pudo conseguirlo, en una división territorial realizada por el Conde de Floridablaca en dicho año, ya identifica a Puente Tocinos como una aldea de realengo con alcalde pedáneo, perteneciente al Ayuntamiento de Murcia.
Puente Tocinos siguió edificándose con callejuelas, por las que desfilaban los mejores ganados de cabras de toda la Región de Murcia. Sus gentes vivían de la agricultura y de la crianza del gusano de seda, por lo que el paisaje circundante del pueblo estaba cuajado de frutales y plantaciones de moreras.
Siglo XVIII
Las familias de abolengo, que se fueron instalando en el pueblo, erigieron sus caserones o casas-torre en la huerta, hitos inconfundibles de la posición nobiliaria o económica de sus moradores. En la huerta de Puente Tocinos se levantaron siete de estas torres, convirtiéndose en la pedanía huertana con mayor número de casas de este tipo, en virtud de su gran extensión territorial y su privilegiada situación en las proximidades del núcleo capitalino, que la convertían en lugar de recreo para el señorío murciano.
Estas siete torres eran: Buendía, Conde de Roche, Peñas, Los Mellizos, De la Manresa, Carmela y Torre de Aillón o del Reloj. Esta última es muy popular en Puente Tocinos, data de este siglo, y es de estilo barroco popular. Blasona su fachada principal un escudo heráldico labrado en piedra y coronado con una cruz de Calatrava. Está declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
La ermita de los Remedios y la parroquia del Rosario
La ermita de los Remedios, se encuentra en la calle Mayor de Puente Tocinos, se edificó en el lugar donde ya existía una cruz de piedra, a la que los vecinos del pueblo veneraban, y cuyos restos se encuentran actualmente bajo el altar de la Virgen. Según José Frutos Baeza, esta ermita existía ya en el año 1835. Cuenta la voz popular que la Virgen de los Remedios fue hallada en el río Segura a su paso por las cercanías de la Puerta de Orihuela, lugar que actualmente es parte del término de la pedanía de Puente Tocinos.
Según diversos documentos, lo que fue la vieja ermita del Rosario, de la que se desconoce la fecha de fundación, fue constituida en parroquia en el año 1886, siendo nombrado Pedro Zamora como primer párroco. La necesidad de una nueva parroquia llevaría a la edificación en 1920 de la actual parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Puente Tocinos.
La Huerta y la Seda como motores económicos en el siglo XIX
Puente Tocinos entró en el siglo XIX como una población con identidad propia, cabalgando a lomos de un incipiente progreso industrial de la mano de la producción de seda. En esta época, además de frutales, hortalizas, las principales riquezs de las familis de la pedanía, junto con la crianza del gusano de seda para la producción de este tejido.
"Por este año es raro el torcedor o tejedor de Murcia que no posee algunas tahúllas de tierra en la huerta y casa propia, como Andrés Imbernón, que en 1814 tiene en Puente Tocinos dos telares, por los que paga de renta al año 33 reales. También y en 1824 nos encontramos con otro maestro tejedor, con dos telares y un oficial, declarando seiscientos reales de utilidad pública y posesión de dos tahúllas en Puente Tocinos".
Cabe mencionar que en el año 1821, cuando gran parte de pedanías murcianas pidieron su independencia y la lograron, Puente Tocinos quedó unida a Murcia. En el año 1834, en el Real Decreto de 21 de abril, por el que se realiza la división en partidos judiciales, dentro del Partido de Murcia se incluye la Diputación de Puente Tocinos.
Siglo XX
El crecimiento demográfico de Puente Tocinos a lo largo de este siglo ha sido notable. Si en 1900 contaba con 2.971 habitantes, en el ecuador de esta centuria ya andaba por los 8.618, contando con las partes de Casillas y Zarandona, que entonces pertenecían a su término. En la actualidad, Puente Tocinos es la segunda pedanía de Murcia en cuanto al número de habitantes se refiere. La mayor parte de la población reside en el núcleo de Puente Tocinos, repartiéndose el resto entre los núcleos circundantes pertenecientes a la pedanía: Rincón de los Garcías, El Secano, Molino del Nelva, San Roque y Torre de la Manresa.
Hacia la década de los 50', las tierras de la huerta dejaron de ser rentables y los huertanos empezaron a compaginar las tareas agrícolas con trabajos en la construcción, la industria o los servicios. Con la llegada de las fibras artificiales en el vestir fue desapareciendo la seda.
Fuente www.regmurcia.com
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